Retorno a Hansala

Esta película es una clara real descripción de la visión que tienen los españoles de nuestros vecinos en Marruecos que arriesgan su vida a cambio de una única oportunidad para intentar ser feliz.

Se trata de un chico marroquí que aparece muerto junto con otros 10 compañeros de viaje en las playas gaditanas. Un funerario se fija en el número de teléfono que lleva colgado de su brazo y se pone en contacto con la propietaria de ese número: su hermana. 

Es entonces cuando comienza una relación de simpatía y empatía por parte de Martín (el dueño de la funeraria) hacia Leila y le ofrece los servicios para repatriarlo, siendo él mismo el encargado de hacer el viaje con ella. Estando en Marruecos, y al ver que la familia del chico no tiene el dinero y entre toda la comunidad recaudan el dinero restante, cae en la cuenta de que ellos pueden enseñar a veces valores como la empatía, la honestidad, la solidaridad y la humildad. 

Debido a que su empresa se está yendo a pique, decide centrarse en repatriaciones de las personas que han intentado cruzar el mar soñando con una vida mejor y no lo han logrado. Surge de la idea de ver con sus propios ojos el sufrimiento de esas personas que reconocen las ropas de los fallecidos que él había llevado consigo en el viaje. Esto se debe además a quedarse impresionado de la cultura de estas personas y la calidad humana que tienen, pudiéndoles dar así la oportunidad de tener a sus seres queridos cerca y darles el último adiós de forma menos dolorosa.

Es una buena reflexión tanto para el personaje como para el espectador.