Marco Teórico tema 4: Ciudadanía y participación democrática

Una de las más importantes consideraciones que se han realizado en cuanto al concepto de ciudadanía, está en relación con su práctica socialmente construida y con su carácter de concepto. Walter, señaló que la ciudadanía no era una dotación a priori del ser humano, sino una conquista histórica, al igual que lo son los derechos asociados a ella y por ella debe ser reconstruida continuamente y dotada de sentido y de significación.

La ciudadanía es un factor de desigualdad, puesto que es un ciudadanía burguesa y masculina de exclusión a las mujeres, construida sobre la base de pertenencia a una determinada comunidad-nación y por lo tanto diferente respecto al extranjero.

Marhsall elaboró otro concepto de ciudadanía, pero este lo señalo como estatus, asociado pertenecer como miembro de pleno derecho a una sociedad localizada en los confines de un Estado-nación.

La educación es un proyecto político: todo sistema se plantea un determinado tipo de sociedad, aquella que deseamos y trabajamos para lograr. El modelo es necesariamente democrático, sin embargo, la democracia no es un concepto univoco.

La democracia no es solo una forma de gobierno, es también una forma de vida en sociedad. Social y educativamente es un proyecto a desarrollar: consiste en hábitos y competencias que deben ser cultivados a través de la educación ya que la mente democrática no surge espontáneamente, sino que es algo que se logra por decisiones políticas. La educación y la educación social juegan un papel fundamental en la construcción de ciudadanía y participación democrática.

La relación entre educación y ciudadanía no está exenta de interrogantes, la educación se concibe como medio para alcanzar una plena ciudadanía. La extensión de los derechos ciudadanos ha contribuido históricamente a ampliar los beneficios de la educación a grupos sociales anteriormente excluidos. El fenómeno creciente de la desigualdad y la exclusión plantean retos complejos. Fernández  señala el sistema educativo formal como el que excluye sistemáticamente a los grupos sociales más desfavorecidos dejando de ser un mecanismo de igualación.

El sistema formal sufre las consecuencias de las políticas sociales asistencialistas. Lleva implícita una noción de pobreza que dirige la atención únicamente a las necesidades materiales. La consecuencia es la creación de sujetos dependientes, n o autónomos: una ciudadanía asistida.

La creación de la ciudadanía emancipada, para ellos es preciso considerar los múltiples y complejos factores que configuran el fenómeno de la exclusión, la exclusión lo son en la sociedad y no de la sociedad ya que no se encuentran fuera de ella; no por proporcionar asistencia a los afectados sino por transformar las estructuras y principios de organización social.

Esta transformación exige un proyecto educativo centrado en la participación como eje para la construcción de una ciudadanía emancipada, autónoma, activa y democrática.

La participación es fundamental para la ciudadanía y una de sus bases más significativas. Esto además es una necesidad del ser humano de “ser parte” o contribuir en una comunidad. Esto también significa sentir que se forma parte de la sociedad o comunidad, y que incluso se “comparte” diferentes puntos de vista, acciones, etc.

Participación no se trabaja de una sola forma, sino que existen dos: reales y aparentes. Sirvent (1994) identifica varios factores que propician la no participación:

-         La disciplina entendida como subordinación

-         La participación entendida como laissez faire y por tanto descalificada

-         La fragmentación del conocimiento

-         La falta de desarrollo del pensamiento reflexivo y creativo

-         En general una forma autoritaria de concebir la realidad y comportarse en ella, unida a imágenes de impotencia para modificarla.

Pero también se expone una participación real que es muy significativa y eficaz, siempre y cuando se haga de una forma voluntaria y no impuesta, pero también consciente. Esto supone un gran poder para la ciudadanía, ya que es capaz de modificar y configurar a nivel cognitivo y a nivel operativo. Moro (2005) presenta diferentes poderes de la ciudadanía participativa:

-         El poder de producir información e interpretaciones de la realidad

-         El poder de crear nuevos símbolos para transformar los conocimientos comunes

-         El poder de asegurar que las acciones de la diversas instituciones sean coherentes con sus objetivos

-         El poder de cambiar las condiciones materiales

-         El poder de promover asociaciones y redes

Esto es, por tanto, también en un contexto como práctica y como proceso de aprendizaje en el que hay que situarse (tener una buena información acerca del tema), tomar una posición en el tema, movilizarse (compartir, comunicar, evitando puro activismo), crear (convertirse en agentes), poner en juego espacios y técnicas variadas, institucionalizar los mecanismos de participación, aportar información sustantiva y compleja, etc.

Para valorar el nivel de participación es importante ser consciente de que el logro es en el punto de llegada, y no en el de partida.

En el espacio de la educación se siguen creando medios para el aprendizaje de la participación y la ciudadanía, por lo que son conscientes de este poder del ser humano.

 

La animación sociocultural surge en el contexto europeo a partir de los años 60 del s. XX como una forma de intervención social que quiere responder a varios retos, también pretende intervenir para frente a la deshumanización y el desarraigo provocado en las ciudades proporcionado por procesos irracionales de urbanización y forzados por intereses económicos.

Por otra parte trata de plantear alternativas al surgimiento y al aumento de la influencia de las denominadas industrias culturales. La animación sociocultural surge como una respuestas necesariamente parcial ante la pasividad y la homogeneización, así la teoría y la práctica se han definido por oposición a la cultura oficial y sus manifestaciones.

La democracia cultural no se concibe como un medio para la difusión de la cultura, sino como una forma de catalizar la potencialidad de las comunidades para generar  cultura.

Algunas de las características de la animación sociocultural son:

- sus métodos y técnicas se apoyan en una pedagogía participativa.

- la participación en sus actividades tiene un carácter voluntario y abierto.

- promueve el respeto  a la autonomía y el pluralismo cultural de los participantes.